Jesucristo es Dios el Señor
© David H. Linden
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Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el
evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. (Hechos 10:36)
Durante 2000 años desde que Jesús estuvo en esta tierra,
los creyentes cristianos han confesado que Jesús
es Señor (Romanos
10:9; 1 Corintios 8:6; 12:3). A través de todos estos años las verdades más
atacadas por el maligno han sido las doctrinas de Dios y de la salvación por
medio de la fe en Jesucristo.
Muchos niega la existencia de un dios a la vez que otros tantos creen en la
existencia de muchos dioses. Ciertos
falsos maestros promueven la imagen de un dios con una sola persona. Sin
embargo, ese dios tampoco es el Dios de la fe cristiana. El trascendente Dios de
la Biblia es un Espíritu santo, perfecto, misterioso, e infinito. Dios es la unidad inmutable y gloriosa de
tres personas iguales. En toda la creación no hay, ni habrá, nada como Él. Nada ni nadie es como Dios. Si alguna de las tres personas
fuere removida, ya no habría Dios. Sólo existe un Dios, y la Trinidad es aquello
que este santo Dios es. Él es quien Él es (Éxodo 3:14), y sólo Dios puede
decirnos quien Él es, lo entendamos o no.
Nosotros confesamos que uno de los tres, siendo una persona totalmente
divina, se hizo hombre y vivió entre nosotros. Siendo tan difícil negar la
existencia de Jesús de Nazareth, a menudo escuchamos a “expertos” admitir la
existencia de un Jesús, a la vez que niegan que Él es Dios el Señor. Ese asunto
es precisamente el tema de este folleto. Existen mil y una perspectivas acerca
de Jesús, pero sólo una verdad acerca de Él que consiste la enseñanza de la
Biblia.
La verdad acerca de Cristo representa el corazón de nuestra fe. La vida
eterna depende de creer en el Dios verdadero (Juan 17:3). Llamar a alguien
hermano o hermana en Cristo depende de nuestra identificación de Cristo. Quién
es Jesús es la prueba clave tanto de la ortodoxia como de la apostasía (1 Juan
4:1-3). Dios Padre ha establecido al
hombre Cristo Jesús como el único mediador entre Él y nosotros (1 Timoteo 2:5).
No hay otro acceso a Dios (Juan 14:6).
Este folleto tiene la intención de convencer a los lectores sobre la gran
profundidad de las enseñanzas bíblicas de que Jesús es Dios el Señor. Mi
enfoque hacia esta verdad hace uso de las Escrituras con el fin de mostrar cuan
enfáticas, centrales, y claras son. No muchas partes de las Escrituras afirman
explícitamente que Jesús es Dios, sin embargo en muchas formas las Escrituras
muestran que lo es. Estas conexiones en la Biblia deben incluir el Antiguo
Testamento (AT). El Señor nos ha dicho que las Escrituras del AT testifican
sobre Él (Juan 5:39,46; Lucas 24:25,44). Además, aquello que Jesús dijo acerca
de sí mismo en los Evangelios merece especial atención. ¿Cómo es posible ser un
creyente en Cristo sin que sus palabras sean aceptadas? A todo esto, los
apóstoles del Señor han añadido su testimonio.
He provisto un gran número de referencias ya que espero que este folleto
conlleve al estudio de esos pasajes. He intentado contestar unas cuantas
negaciones de la deidad de Nuestro Señor. Jesucristo es Dios el Señor pone
énfasis en el testimonio bíblico masivo de que nuestro Salvador es Dios.
A. Textos que
afirman que Jesús es Dios
Del apóstol Juan
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era
Dios (Juan
1:1). A Dios nadie le vió jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno
del Padre, Él le ha dado a conocer (Juan 1:18). Al principio de su
evangelio Juan llamó a Jesús Dios en dos
ocasiones. Al final de su evangelio, Juan reportó que Tomás había llamado a
Jesús, “Mi Señor y mi Dios!” (Juan 20:28). Este mismo apóstol
terminó una de sus cartas diciendo, “Pero
sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer
al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida
eterna” (1 John 5:20). De manera que cuatro veces Juan aplicó la palabra Dios a Jesús.
Del apóstol Pablo Pablo dijo que del pueblo de Israel “son los patriarcas, y de los cuales, según
la carne, vino Cristo, el cual es Dios
sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.” (Romanos 9:5). En Tito 2:13, Pablo habló de la venida de Cristo como “la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo…” En la gramática griega cuando dos títulos
comparten el mismo artículo, se refieren a la misma persona. Tito 2:13 dice
realmente: “El gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo.” Si se leyera el
Dios y el Salvador, entonces hablaría de dos personas – una llamada Dios y la otra llamada Salvador. Sin embargo Tito 2:13 está
hablando de una Persona, el Dios/Salvador, Jesús.
Del apóstol Pedro En 2 Pedro 1:1 Pedro escribió
de Cristo “nuestro Dios y Salvador” en una manera muy similar a Pablo en Titus
2:13.
Del autor de Hebreos El Padre dice al Hijo, “Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo…” (Hebreos 1:8). No sorprende que Jesús es llamado Dios, debido a que sólo Aquel quien es Dios puede ser “el resplandor de su gloria” (Hebreos 1:3),
y eso es lo que el Hijo es.
La sorpresa A pesar de que estos versículos muestran
que Jesús es llamado Dios, este hecho importante
no es la mejor prueba. El maligno es llamado dios de este mundo (2 Corintios 4:4), mientras que los seres
humanos pueden ser llamados dioses (aunque
rara vez) por el hecho de haber sido líderes, como en Juan 10:34,35. La palabra
Dios no es el nombre personal del Señor. Cuando la Biblia menciona “Dios”
quiere decir el Señor mismo, especialmente en relación a Su posición de exaltación por encima de
todas las demás. En un lugar de trabajo, la gente puede hablar del jefe, aquel
que posee tal posición, sin embargo jefe
no es el nombre verdadero del jefe. La manera usual en que el apóstol Pablo se
refiere al Padre es Dios, y a Jesús como
Señor (1 Corintios 8:4-6). Sólo dos veces Pablo usa el término Dios para Jesús. Esto nos conduce a la
evidencia más contundente de que Jesús es el Señor Dios.
B.
Textos del
Nuevo Testamento que aplican el nombre “Jehová” a Jesús
La razón principal para creer que Cristo es el Señor de gloria (1 Corintios 2:8) es la manera en que el NT lo
llama Señor. En algunas ocasiones la
palabra griega empleada para Señor (kurios)
simplemente significa “señor”. Esta es una manera muy propia de dirigirse a
mucha gente en el mundo sin implicar que sean Dios! (Ver Mateo 25:11.) El NT usa kurios para
indicar el respeto de Sarah por su esposo (1 Pedro 3:6). Ella no quizo decir que Abraham era el Señor. Sin embargo, en ciertos casos en
que el término Señor se aplicó a Jesús,
era para indicar que Él es una persona a quien el AT llama “SEÑOR”. Esos textos son la prueba más
clara de que Jesucristo es también el Señor Dios!
Uno debe empezar por identificar textos del NT que citan textos del AT en
tal forma que se pueda identificar a Jesús como el Señor Dios de Israel. Habiendo
afirmado esta verdad, habrá una mayor seguridad de aquello que los apóstoles
quisieron decir cuando hablaron de Jesús como Señor. Si Jesús tiene derecho a
ser llamado por el nombre de Dios – un nombre que nadie más posee – entonces
realmente es Dios! La Biblia nos dice que el Padre desea que la creación entera
confiese a Jesús de esa forma (Filipenses 2:9-11). Debemos honrar al Hijo de la
misma manera que honramos al Padre (Juan 5:23).
SEÑOR o Señor en el Antiguo
Testamento En el AT, el nombre de Dios siempre es dado en las Biblias de lengua
española como Jehová[1] (que originalmente incluye cuatro letras mayúsculas). Ese es el nombre de
Dios[2], no su título o posición. Hay otras palabras en el AT que significan una
posición importante. Una de ellas (Adonai) es traducida “Señor” (pero sin las
cuatro mayúsculas). El Salmo 110:1 contiene tanto el nombre como el título: “Jehová dijo a mi Señor…”
1. La manera en que Isaías
45 es citado por Filipenses 2
¿Quién hizo oír esto
desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay
más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí. Mirad a mí, y
sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios y no hay más.
Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será
revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua. (Isaías
45:21-23)
… Dios también lo
exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el
nombre de Jesús se doble toda rodilla de todos los que están en los
cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese
que Jesucristo es el Señor, para Gloria de Dios Padre. (Filipenses 2:9-11)
En Isaías 45 el SEÑOR es
quien habla. Al igual que en
Deuteronomio 4:35,39, Él declara que no hay otro Dios ni Salvador aparte de Él.
Los términos Dios y Salvador son aplicados a Jesús en el NT,
lo cual sería inapropiado si Jesús no fuera identificado como el Señor en
Isaías. El gran mensaje de Isaías 45 es tan importante que Dios hace un juramento por la verdad que contiene. Él
anunció que toda rodilla será doblada ante Él como Dios, y que toda lengua
confesará por su nombre. De esta forma el Señor Dios de Israel indicó que Él
sería reconocido por toda la tierra. El Apóstol Pablo obviamente estaba
familiarizado con este pasaje en Isaías 45. Él aplico a Jesús las mismas
palabras que Dios usó para declararse a sí mismo como el único Dios. Habría
sido terrible que Pablo hiciera esto a menos que fuera verdad. Pablo dijo
además que Jesús ha sido exaltado en el lugar más alto. Desde luego, el trono
de Dios es el lugar más alto. La manera en que el Padre otorga a Jesús el más
alto reconocimiento es a través de darle el más alto nombramiento. Todo judío
sabía lo que eso era. Sería el sagrado nombre de “SEÑOR”. Todo el mundo
confesará esa misma verdad – que Jesucristo es Señor. Reconocerlo como Señor
glorifica y complace al Padre, quien se ha determinado que todo el mundo deberá
inclinarse ante Cristo.
2. La manera en que Isaías 8
es citado por 1 Pedro 3
No llaméis
conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis
lo que ellos temen, ni tengáis miedo. A
Jehová de los ejércitos, a él santificad, sea él vuestro temor, y él sea
vuestro miedo. Entonces él será por santuario; pero a las dos casas de Israel,
por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer … (Isaías 8:12-14)
Mas también si
alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de
ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros
corazones … (1 Pedro 3:14, 15)
Pedro citó Isaías 8 donde
el SEÑOR advertía a la gente no temer aquello que los otros temían. Ellos sólo
debían temer al SEÑOR. Con el fin de santificar al SEÑOR ellos debían hacer una
distinción. Sólo el SEÑOR debía ser el objeto de su confianza, no todo aquello
en lo que otros confiaban. ¿Quién debe ser apartado como Señor en los corazones?
¡Fue precisamente en esta parte que el Apóstol insertó Cristo en la cita del AT! No
fue un accidente. En lugar de decir “Aparten al Señor en sus corazones”, dijo, “Aparten a Cristo como Señor en sus corazones”. Pedro
identificó intencionalmente a Cristo somo el SEÑOR de Isaías 8.
3. La manera
en que el Salmo 102 es citado en Hebreos 1
Hebreos 1:5-13 hace un contraste del Hijo con los ángeles y le equipara con
Dios. Cita el Salmo 45, diciéndonos que es acerca del Hijo: “Mas del Hijo dice: ‘Tu trono, Oh Dios, por
el siglo del siglo’”. Después de llamar Dios al Hijo, cita el
Salmo 102, llamándolo Señor. El Salmo
102:25 dice, “Desde el principio tu fundaste la tierra…” a lo que Hebreos 1:10 añade “Oh Señor”, debido
a que el nombre SEÑOR se encuentra en el Salmo en versículos anteriores. El
salmista se estaba dirigiendo al SEÑOR cuando dijo, “En el principio fundaste
la tierra…” Al agregar “Oh Señor”, Hebreos 1 equipara a Jesús con el SEÑOR Dios
del Antiguo Testamento, el creador.
4. Otras referencias al
SEÑOR en el AT aplicadas a Jesús en el NT
· Deuteronomio 10:17 dice, “Porque
Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Seños de señores, Dios grande poderoso
y temible …” Ahora considere que
Jesús es llamado el “Rey de reyes y Señor
de señores” en Apocalipsis 17:14 & 19:16.
· Isaías 40:3-5 predijo que un hombre vendría como una voz en el desierto, diciendo
a la gente “preparad el camino para el
SEÑOR…una calzada a nuestro Dios”. Juan el Bautista introdujo a Jesús como
ese SEÑOR. Al citar Isaías 40 dió su maravillosa comprensión de quien era
Cristo (Juan 1:23,29-34; ver también Mateo 3:3; 11:10).
· El SEÑOR que habló las palabras de Proverbios 3:12 es Cristo en Apocalipsis
3:19.
· En Zacarías 12:10, el SEÑOR mencionó un tiempo cuando Mirarán al que traspasaron… El Apóstol Juan nos dice que este
pasaje se cumplió en la muerte de Jesús. Por eso cuando la gente miró el cuerpo
traspasado de Jesús, era el Señor Dios de Israel a quien contemplaban (Juan
19:35-37).
· En Romanos 10:9, la salvación viene a través de confesar a Jesús como Señor.
El apóstol apoyó esa posición citando a Joel 2:32: "todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo" El
Señor en Romanos 10 es Jesús, y en Joel
2 es Jehová.
· Compare Isaías 6:1-3 con Juan
12:39-41. No pierda de vista Juan 12:41 donde Isaías vió la gloria
de Jesús cuando vió al Señor ¡sentado sobre un trono alto y sublime! (En Isaías
6:1 es el respetuoso término Adonai, pero
en 6:3 es Jehová). Cuando Isaías vió al SEÑOR, ¡vió la Gloria de
Jesús!
· Isaías 8:14 dice que el SEÑOR sera una piedra de tropiezo. En Romanos
9:32,33 esa piedra es la persona predicha en Isaías 28:16. Pedro dice que esta
piedra es Cristo (1 Pedro 2:4-8). (Véase Lucas 2:34.)
· El SEÑOR proclamó el día de reposo como suyo (Éxodo 31:12-17), y en Marcos 2:27,28,
Jesús dijo de sí mismo, “el Hijo del Hombre es Señor aún del día de reposo.”
Los Apóstoles
Pablo, Pedro, y Juan, y el autor de Hebreos hacen referencia a Jesús como el
SEÑOR de las escrituras del AT. ¡La evidencia más contundente de que Jesús es el
Señor Dios es la manera en que las escrituras del NT emplean ese término para
referirse a Él! Él también posee ese nombre santo que sólo puede pertenecer a
Dios.
A
quién pertenece el nombre Jehová? Aquellos que claman lealtad al
nombre Jehová, pero niegan que Cristo es
Jehová (ó Yavé), no reconocen al Jehová real. Han hecho una separación entre el
inseparable Padre e Hijo adoptando la imagen diabólica de un dios en una sola
persona producto de su propia invención. Así, restringen el nombre “Jehová” para
referirse solamente al Padre, ¡lo cual se opone a lo que el Padre mismo hace! Solamente
hay un SEÑOR Dios de Israel. Él es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo[3].
C.
Evidencia
del Antiguo Testamento: el ángel del Señor
El
Antiguo Testamento habla de una persona enviada por el SEÑOR llamada el ángel
del Señor. Los ángeles son sus criaturas, a excepción del Hijo de Dios. La
palabra ángel significa sencillamente
emisario, de manera que los ángeles
son agentes de Dios. Cristo puede ser llamado ángel/emisario sin ser uno de los
ángeles creados por Dios. Este ángel especial, llamado el ángel del SEÑOR, es frecuentemente identificado como el SEÑOR, aunque
también es distinguido del SEÑOR. El AT no contiene ninguna explicación acerca
de la Trinidad, aunque es claro en él que el SEÑOR es más de una persona. De
hecho, en Isaías 42:1; 48:16; y 61:1, ¡se encuentran tres personas! Cuando
hacemos esta comparación con el NT, llegamos a la conclusión que el ángel del
Señor[4] en el AT se refiere a Cristo, enviado
por el Padre como su emisario.
Génesis 16:7-14 El ángel del Señor que habló a Agar era el SEÑOR. Sin
embargo, este ángel habló del SEÑOR como otra persona (v.11). Agar vió
solamente al ángel del Señor y lo llamó Dios
en el v.13. Fue el ángel del SEÑOR quien habló a ella (v.9), pero era “el
SEÑOR quien le habló,” (v. 13).
Esta es la primera mención en la Biblia acerca de esta persona, que es llamada
tanto SEÑOR como Dios.
Éxodo 23:20-33 El SEÑOR dijo, “He aquí, Yo envío mi
Ángel delante de ti para que te guarde en el camino …” Usualmente es
llamado “el Ángel del Señor”, pero en Éxodo 23 Él es simplemente “mi Ángel”[5]. Puesto que Él tiene el
derecho a no perdonar, tiene la prerrogativa de Dios, y así tiene el rango de
Dios. Nótese Marcos 2:7-12. (Vea
abajo, Él perdonó pecados). Lo que este Ángel/Emisario dice
es aquello que Dios dice. Él no sólo
habla por el SEÑOR pero como el SEÑOR
(v.22). Sus acciones son las de Dios (vv.23,27-30). Hay una distinción de dos
personas que funcionan en unidad.
Las palabras “mi nombre está en Él” (v.21) merecen especial atención.
Esto no es como nombrar a alguien en honor de otra persona. Nombre es sinónimo
de persona, de manera que “mi nombre está
en Él” significa “Yo estoy en Él”[6] (ver Juan 10:36-38; 14:10,11). En
Deuteronomio 12:11 un lugar para el nombre del SEÑOR es simplemente un lugar
para el SEÑOR. Puesto que el nombre de Dios es identificado repetidamente con
este Ángel, el nombre “Yavé” ó “Jehová” es el nombre de este emisario.
Génesis 22 Dios dijo a Abraham que sacrificara a su
hijo, y el Ángel del SEÑOR se lo impidió. Él dijo que Abraham no había retenido a su
hijo “de Mi” (vv.11,12). De esta forma el Ángel del SEÑOR es el SEÑOR a
quien Isaac iba a ser ofrecido. En los vv.15-17 el Ángel del SEÑOR juró que Él
daría a Abraham muchos descendientes. Hebreos 6:13-18 menciona que fue Dios
quien hizo esa promesa, y Éxodo 32:11-14 menciona que fue el SEÑOR quien la
hizo. Es obvio que el Ángel del SEÑOR es Dios el SEÑOR.
Otros versículos:
El uso de este título en el Antiguo Testamento muestra que:
1.
El Ángel del SEÑOR fue enviado por el SEÑOR.
2.
Este Ángel del
SEÑOR es una persona diferente del SEÑOR que lo envió.
3.
El Ángel del SEÑOR es identificado como el SEÑOR.
El Señor Jesús jamás usó esté título para sí mismo, ni en cualquier otra
parte de las Escrituras se identifica explícitamente este título con el de
Mesías, Hijo de David, ó Hijo del Hombre. En Malaquías 3:1 la palabra traducida
como emisario aparece dos veces. En
ambas ocasiones se usa el término ángel
(aggelos) en el AT griego[7]. El primer emisario estaba
encargado de preparer el camino para el Señor. Ese emisario fue Juan el
Bautista (Mateo 11:7-15 y Marcos 1:1-8). Aquel a quien Juan iba a introducir
era el Señor. Él es también llamado emisario o ángel. Él es el emisario del Pacto, ó el ángel del Pacto
(Malaquías 3:1). De esta forma la última página del AT identifica a Cristo como
este ángel.
El Ángel del SEÑOR del AT cuadra
perfectamente con la presentación de Cristo en el NT. Cristo como el Verbo es
el emisario de Dios (Juan 1:1,18). Dios ha hablado en Su Hijo (Hebreos 1:1,2). Cristo
fue enviado por Su Padre (ver Juan 8:42; 10:36), pero es distinguido de Su
Padre. Nadie sino aquel que es SEÑOR puede reclamar el nombre único del SEÑOR, sin
embargo Jesús lo hizo. Esta otra persona aparece como un Ángel único a
principios y a finales de AT, y fue nacido de una madre humana en el NT.
El también es el SEÑOR Dios de Israel.
D. Evidencia del Antiguo Testamento: el
pastor del pueblo de Dios
El Fuerte de Jacob … el Pastor, la Roca de
Israel (Génesis 49:24)
El Pastor de Israel es un título de Dios al igual
que en el Salmo 80:1: “Oh Pastor de
Israel, esucha … tú que estás entre querubines …” Solamente el SEÑOR se
sentó en Su trono entre los querubines (Salmo 80:4). Él es el mismo SEÑOR a quien
David llamó su Pastor en el Salmo 23:1.
Los pastores pueden ser personas que cuidan (Hechos
20:28) ó gobernantes. Por ejemplo, el rey David se convirtió en pastor de la
nación (Salmo 78:70-72). ¿Cómo podemos saber si Jesús es más que esa clase de
pastor? ¿Acaso la Biblia presenta realmente a Cristo como Dios el SEÑOR, el
Pastor del pueblo de Dios?
La audaz respuesta de Jesús fue, “Yo Soy el buen Pastor” Juan 10:11,14. Él
estaba afirmando ser el Pator del Salmo 80. Otros textos del NT lo apoyan. Cristo
es Príncipe de los pastores en 1 Pedro
5:1-4 y “el gran Pastor de las ovejas” (Hebreos 13:20), ¡a quien se debe
la gloria por los siglos de los siglos! Este es un lenguaje ideal sólo
para referirse Dios. La presentación del AT de
Dios como Pastor es seguida por una revelación del NT en la que Cristo posee el
mismo título tres veces. Él es el Pastor,
no un pastor, pero el principal por
encima de los demás.
Cuando el AT habla del SEÑOR como
Pastor (Isaías 40:10,11) y luego de Cristo como el Pastor en el NT, nos dice
quien realmente es Jesús. Los siguientes pasajes Mesiánicos hablan de Cristo en
su rol de Pastor. Puesto que el SEÑOR se promete a sí mismo como el Pastor que
viene en estos textos, esto demuestra que Cristo como el SEÑOR Dios es su
cumplimiento.
1. El Pastor Mesiánico Miqueas
5:2-5 Pero tú Belén Efrata, pequeña para estar entre las
familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas
son desde el principio, desde los días de la eternidad … Y el estará, y apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová
su Dios; y morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta los fines de
la tierra. Y éste sera nuestra paz.
Aquel que nacería en Belén
claramente es Jesucristo, el gobernante prometido sobre Israel (v.2). Mateo menciona
que Miqueas predijo a Jesús (Mateo 2:3-6). Cristo apacentará su rebaño (v.4), y su grandeza
alcanzará los confines de la tierra (ver Salmo 72:8.) Además, Miqueas habla
acerca de sus orígenes antiguos, indicando que el soberano por venir era eterno.
Miqueas añadió que el Mesías sería su paz, un beneficio que sólo puede venir a
través de Cristo (Efesios 2:14).
2. El Pastor Mesiánico en
Ezequiel 34 Este texto contiene más detalles que ningún otro acerca
del SEÑOR como Pastor. En los tiempos
de Ezequiel, los egoístas líderes pastorales de Israel se preocupaban sólo de
sí mismos. Ellos consumían a su rebaño (vv.1-6), pero el SEÑOR lo rescataría
(vv.7-10). El SEÑOR mismo buscaría y salvaría a los que estuvieran perdidos
(vv.11-22; ver Lucas 19:10). El pondría “sobre
ellos un Pastor, mi siervo David” (v.23). (En este versículo, “David”
es una forma de abreviar “el Hijo de David”. Ezequiel
escribió mcuhos años después que David había muerto).
El SEÑOR hizo énfasis en
Su involucramiento personal como Pastor: “Yo mismo buscaré a mis ovejas”
(v.11); Yo cuidaré de mis ovejas (v.12); Yo las rescataré (v.12); Yo las traeré
(v.13); Yo las alimentaré (v.13), y Yo las apacentaré (v.14). En los versículos
11-22 el SEÑOR soberano proclamó aquello que haría 15 veces. Después dijo que
lo haría por medio de su siervo David. Al prometerse a sí mismo, estaba
prometiendo a Cristo. El “Yo mismo” del v.11 se convierte en “Yo pondré sobre ellos… a mi siervo David”
(v.23).
“Y sabrán que yo Jehová su Dios
estoy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice Jehová el
Señor. Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro
Dios, dice Jehová el Señor.” (Ezequiel 34:30,31).
La profecía de que el Pastor/Mesías viene significa que
el SEÑOR estará con ellos (nótese la misma temática en Ezequiel 37 abajo). En
Ezequiel 34:31, Dios declara que el pueblo es sus ovejas. Luego Jesús lo llama sus ovejas (Juan 10:14,26). Al hablar de
esta forma , Jesús se identificó a sí mismo como el SEÑOR de esas ovejas, que
representa el cumplimiento de Ezequiel 34, lo cual hizo de dos formas: Él
afirmó que Él era el Pastor, y afirmó
que las ovejas eran suyas (Juan 10:11,14,26). Jesús utilizó el lenguaje
específico de “un Pastor” (Juan 10:16) que se encuentra en Ezequiel
34:23.
Cristo es un contraste de los pastores que mataban las
ovejas en Ezequiel 34:3, y que abusaban del rebaño. En Juan 10 Jesús es el
contraste de los pastores abusivos de Juan 9. En Ezequiel 34 las ovejas morían
como banquete de sus pastores, sin embargo el buen Pastor afirmó que Él moriría
por Su rebaño (Juan 10:10,11). Con un lenguaje específico y claras analogías
paralelas, Jesús afirmó su posición como el Pastor divino sobre el rebaño de
Dios. El Señor Jesús es el cumplimiento de esta profecía.
3. El Pastor Mesiánico en
Ezequiel 37:24-27
“Mi
siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos
guardarán, y los pondrán por obra. Habitarán en la tierra que di a mi siervo
Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos
y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe de ellos
para siempre. Y hare con ellos pacto de paz, pacto perpetuo sera con ellos; y los
estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellospara siempre.
Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me
serán por pueblo.”
Mi siervo David se
refiere al Hijo de David por venir. Sólo Jesús puede ser el cumplimiento de
esta promesa. Miqueas 5:5 promete paz, y Ezequiel 37 predice un pacto de paz. Jesús es el Mediador de
ese pacto nuevo y eterno (ver Hebreos 8:6-13, 9:15, 12:24, y 13:20.) La sangre
de Jesús es la sangre del nuevo pacto
(Lucas 22:20).
La
bendición de Hebreos 13 Ezequiel 37 prometió a Cristo (el Hijo de David, v.24), un pacto
de paz (v.26), uno que es eterno (v.26), con purificación del pecado (v.23) y
con una nueva obediencia infundida en ellos (v.24). Hebreos 13:20,21 pronuncia una bendición del Dios de paz, que
actúa a través de la (purificadora) sangre de Cristo el gran Pastor de las
ovejas. El resultado de todo esto es que Dios trabaja en nuestros corazones una
obediencia agradable a Él.
Cuando el SEÑOR dijo, “…y pondré mi santuario entre ellos para
siempre” (v.26) prometió que el Hijo de David sería su príncipe para siempre (v.25). Cristo es el futuro Pastor, Rey y
Príncipe. Lo cual indica una reconciliación permanente.
Apocalipsis 21:3 dice, “He aquí el tabernáculo de Dios con los
hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará
con ellos como su Dios”. El tabernáculo es la presencia de Dios entre Su
pueblo. Cuando Jesús fue hecho carne, era el SEÑOR habitando entre los hombres
(Juan 1:14), así como lo había hecho en el desierto. Jesús era el nuevo
tabernáculo de Dios en la tierra. En los días de Moisés el pueblo vió la gloria
de Dios por encima del tabernácculo anterior (Éxodo 40:34,35). Cuando Jesús se
encarnó, la humanidad podía ver nuevamente la gloria de Dios. El antiguo
tabernáculo había sido construido de manera que Dios pudiera estar entre su
pueblo. Más adelante, Él puso su presencia nuevamente en la tierra al enviar a
Cristo, de tal forma que cualquiera que le viera habría visto al Padre (Juan
14:9). Nada de esto tiene sentido a menos que Jesús fuera el Señor Dios encarnado.
Cristo lo cumple todo. Él afirmó
ser ese “pastor”. Él es el Hijo de David, el Príncipe prometido, el Mediador
del nuevo pacto, y Su presencia aquí era el tabernáculo de Dios en la tierra.
4. El Pastor Mesiánico en Jeremías 23:1-6 La profecía de Jeremías está íntimamente
relacionada con Ezequiel 34 y 37. Ambos
profetas hablaron del mismo problema en el mismo marco de tiempo. Pastores-soberanos
estaban destruyendo al rebaño. Ambos profetas predijeron un buen rey por venir
en la línea de David. Jeremías menciona que el SEÑOR mismo reuniría a su rebaño
(v.3), la clase de actividad que un pastor desempeña. Luego el profeta añadió
que éste rey por venir sería justo. El cumplimiento de Jeremías 23 es Jesús, el
buen (y justo) Pastor en la línea de David. El SEÑOR había dicho que Judá sería
salva. Esto indica que el rey por venir sería su salvador. La predicción de
Jeremías concluye con una bella culminación; el nombre apropiado de este rey
justo en la línea de Davis es el SEÑOR justicia nuestra.
¿Acaso
Jeremías 23:6 enseña que cristo es el SEÑOR Dios? Mucha gente tenía nombres que
hacían referencia al Señor. Por ejemplo, el nombre de Isaías significa “el
SEÑOR salva”. El nombre de Ezequiel significa “Dios fortalece”. Sin embargo,
eso nunca significó que Ezequiel era Dios. Aunque tales nombres hacían
declaraciones que glorificaban a Dios, éstas no describían a la persona con dicho nombre.
Un nombre que confiesa al SEÑOR nos es una afirmación de ser el SEÑOR. “El
SEÑOR justicia nuestra”, sin embargo, describe
a Cristo, tal como lo hacen sus cuatro nombres en Isaías 9:6. En Isaías 7:14 Emmanuel
(Dios con nosotros) es también una declaración acerca de Él (Mateo 1:23). El
nombre “Jesús” fue dado puesto que Él es el Salvador que “salvará a su pueblo
de sus pecados”.
Jesús es nuestra
justicia (1 Corintios 1:30), porque É les el único que ha obedecido la ley de
Dios. En Su obediencia los creyentes son declarados justos (Romanos 5:19). Miqueas
y Ezequiel proclamaron la pay a través de este Pastor. Aquellos que son
justificados por medio de la fé en Cristo, el SEÑOR justicia nuestra, tienen
paz con Dios (Romanos 5:1,2), porque Él
es la justicia que necesitamosd (2 Corintios 5:21).
5. El Pastor Mesiánico en
Zacarías 13:7 Zacarías profetizó que el Pastor sería
herido y las ovejas dispersadas. Jesús citó este texto
acerca de sí mismo en mateo 26:31 y Marcos 14:27. De esta forma Jesús es el
Pastor que Zacarías había predicho. Él es un hombre, pero es llamado “el compañero” de Dios ó “el hombre
en pie junto a mí” (ESV). Si Jesús es tan íntimamente ligado con el SEÑOR, debe
ser más que un hombre. El Pastor, que sería herido y crucificado, es el Socio
del Padre.
Resumen del SEÑOR como Pastor: Jesús
afirmó que las Escrituras testificaban acerca de Él (Juan 5:39). Él nacería bajo el
linaje de David en Belén, el pueblo de David. Las profecías mesiánicas de que
el SEÑOR apacentaría personalmente a su rebaño se cumplen en Cristo. Por lo
tanto, Jesucristo es el SEÑOR Dios de Israel, el “Pastor” que Ezequiel 34 y 37 habían
predicho. El buen, el principal, y el gran Pastor son títulos del Señor
anticipados en el AT y afirmados en el Nuevo. Los tres títulos se aplican a la
persona de Cristo. Para entender estas profecías, es necesario estudiar Juan 10
cuidadosamente.
Jesucristo
es el Fuerte de Jacob … el Pastor, la
Roca de Israel (Génesis 49:24). Además de estos versículos en que el SEÑOR
es mencionado como Pastor, algunos se refieren al Hijo de David por venir como
Dios (Isaías 7:14; 9:6). La deidad de Cristo no sólo es una doctrina del NT; es
la enseñanza de la Biblia entera. En el NT veremos cómo el Señor Jesús se
aplicó grandes títulos a Sí mismo.
E.
Cuatro
títulos que Jesús usó para Sí mismo
3. El Hijo de Dios De los cuatro títulos que hemos considerado aquel
que se refiere más directamente a la deidad de Cristo es “Hijo de Dios”. En
diversas ocasiones (casi 100 en el Evangelio de Juan) el Señor Jesús mencionó a
Dios como “el Padre” ó “Mi Padre” (Juan 5:17). Cuando lo hizo, daba a entender
que como Hijo único del Padre era igual al Padre (Juan 5:18). Cuando mencionó a
Dios como el Padre de otros dijo “su Padre”; por su relación dijo “Mi Padre” (Juan
20:17). Utilizó la forma corta “Hijo” (Mateo 11:27) con mayor frecuencia que “Hijo
de Dios” (Juan 10:36). Cuando mencionó “Hijo del Hombre” era el eterno Hijo de
Dios comisionado para hacerse hombre, aunque reteniendo su rango de Dios. Cuando
mencionó “Hijo” quiso decir que era el socio obediente del Padre, su eterno
compañero, y su perfecta reflexión. Como hijos
adoptivos nosotros no somos el resplandor de la gloria de Dios, sino Jesús
(Hebreos 1:3). Con el simple término de Hijo, Jesús daba a entender
enfáticamente que Él también, es Dios y Señor en la Trinidad indivisible. (Ver
Juan 5:19-23 abajo en El Hijo hace todo lo que Dios hace).
El título Hijo del Hombre aparece en los cuatro Evangelios en más de
70 ocasiones. Este era el título que Jesús utilizaba para sí mismo más que
cualquier otro. En Daniel 7 esta gran persona, que es el Hijo del Hombre, es distinguido del Anciano de días. El Anciano
de días es el eterno SEÑOR Dios. Por lo que Daniel 7 muestra nuevamente que el
SEÑOR es más que una Persona. En Daniel 7, el Padre otorga a Cristo completa
autoridad (ver Juan 5:27) sobre el mundo (véase Mateo 11:27; 28:18 y Juan 3:35).
La adoración está reservada exclusivamente para el SEÑOR (Éxodo 20:3-5), sin
embargo en Daniel 7 adorar a este Hijo del Hombre es adecuado. Al ser
interrogado en su juicio si Él era “el Cristo, el Hijo del Bendito”, Jesús respondió
con Daniel 7:13: “‘Yo soy’, dijo Jesús. ‘Y veréis al Hijo del
Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del
cielo’” (Marcos 14:62). La respuesta de Jesús incluye el enfático Yo Soy, indicando el nombre del Señor. La
reacción de sus enemigos acusándolo de blasfemia revela que ellos habían
entendido su respuesta. Ellos sabían que “viniendo en las nubes” daba a
entender que Él vendría como Dios en poder para hacer cumplir su voluntad. (Ver Salmo 18:6-15; 97; 104;
Isaías 19:1; y Nahum 1:2-6).
Como el Hijo del Hombre, Jesús portaba
este título majestuoso en pobreza y muerte (Mateo 8:20 y 17:12). Asimismo, lo
portará en la Gloria de su segunda venida (Mateo 13:41, 16:27, 19:28; 25:31)[10].
No
existen otros títulos para Cristo, como el Verbo (Juan 1:1,14) y el Salvador (Juan 4:42), sin embargo los
cuatro arriba mencionados son los que el Señor usó para Él mismo. Mencionó
también que Él era su Señor (Mateo 12:8) y Maestro, lo cual es un ejemplo más
de cómo Jesús aplicó el rol de SEÑOR a Él mismo. (Ver Salmo 25:9 e Isaías
48:17, “Yo soy el SEÑOR Dios tuyo, que te
enseña”). Tenemos un Maestro final (Mateo 23:8-11), y Jesús es ese Maestro
(Juan 13:13,14). El uso que Él hizo de esta variedad de títulos encaja
perfectamente con su afirmación constante de que Él era su Señor Dios.
En la hora del juicio Ante el Sanhedrín, Jesús afirmó ser el Hijo de Dios, el Hijo del
Hombre, y el Cristo – ¡los tres! (Lucas 22:69, 70; Marcos 14:60-62; Mateo
26:63, 64). Ese mismo día Jesús reconoció frente a Pilato que Él era el Rey de
los judíos (Mateo 27:11; Juan 18:36,37). Él pudo sostener dicha afirmación
solamente si afirmaba ser el Hijo de David.
Resumen de los cuatro títulos Para poder ser el Cristo, Jesús tenía que
haber sido el Hijo de David. El Hijo de David en Isaías 7 sería “Dios con
nosotros”. El Señor afirmó ambos títulos para sí. Con frecuencia dijo ser el Hijo.
Sus enemigos sabían que tales palabras representaban una afirmación de deidad, mas
el Señor jamás corrigió su conclusión, diciendo algunas veces en la presencia
de ellos que Él era el Hijo de Dios. El mayor número de veces Jesús se refirió
a sí mismo como el Hijo de Hombre. Cada vez que usaba ese título, daba a
entender, de acuerdo con Daniel 7, que era propio para Él ser adorado como Dios,
y que toda la autoridad sobre todas las personas en todo tiempo era legítimamente
suyo por haberle sido dado de Su Padre.
F.
Afirmaciones
de Jesús acerca de sí mismo
Mateo 11:25-28: Sólo el Hijo
conoce al Padre
“… Jesús dijo: Te alabo Padre, Señor del cielo y
de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos,
y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. Todas las cosas me fueron entregadas por mi
Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino
el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera reveler. Venid a mí todos los que
estáis trabajdos y cargados, y yo os hare descansar.”
En estas palabras Jesús afirmó un conocimiento exclusivo que tanto Él como
el Padre tienen el uno del otro, y que no es compartido por ninguna otra
criatura. (Al igual que el Hijo, el
Espíritu Santo también conoce la mente de Dios, 1 Corintios 2:10,11). Dios no
aprende puesto que Él conoce todas las cosas. Su conocimiento infinito no puede aumentar. Cuando Jesús afirmó conocer al
Padre en la misma forma que Dios lo conocía, afirmó tener la omnisciencia de
Dios. Sólo una persona infinita puede conocer por completo al Dios infinito, y
ese es el conocimiento que Jesús afirmó tener de Dios el Padre. Pues para Él
decir tal cosa significaba decir que Él el Señor Dios.
El Padre y el Hijo se revelan el uno a otro, son capaces de hacerlo y
tienen el derecho de hacerlo. El Padre mantiene y revela; el Hijo asimismo
revela a quien Él escoge.
Estas afirmaciones que
implican deidad son seguidas por una invitación de Cristo a quienes le escuchan
a venire a Él. Después de hablar del Padre como Señor del cielo y de la tierra, sería patético que dijera, “Venid a
Mí” si no fuera Dios. En Isaías 45:22 el SEÑOR dijo desde el cielo: “Vuélvanse
a Mí y sean salvos.” Jesús es el Señor Dios que había hablado de esa forma
por medio de Isaías, y después como hombre en la tierra, repitió esa invitación
divina con su famoso “Venid a Mi…”
Mateo 28:18-20: El Hijo comparte el nombre de Dios
Toda potestad me es
dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas la
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí
que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
En este texto Cristo no
habla como un simple embajador de Dios, sino que habla como Dios ordenando a
los siervos de Dios qué hacer. Dicha potestad fue predicha en Daniel 7:13,14. En
Mateo 28, la autoridad de Jesús es total y sin restricciones; ¡incluyendo el
cielo! ¿Acaso puede alguien siendo menos que Dios tener toda potestad en el
cielo? No, jamás. Luego para confortar a sus discípulos, Jesús dijo que él
estaría con ellos hasta el fin, lo
cual es maravillosmente consistente con el hecho de que Jesús es llamado
Emmanuel, “Dios con nosotros”.
Cristo no mencionó que
el bautismo sería en los nombres (plural) de cada Persona, sino en un nombre
(singular) común a los tres. No es en el nombre del Padre y en el nombre del
Hijo. El bautismo es en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Usualmente
hasta los falsos maestros llegarán a admitir que el Padre posee el nombre Yavé (ó Jehová). En Mateo 28, vemos que
el nombre de Dios pertenece también al Hijo y al Espíritu. Ningún ser creado
comparte ese nombre. Jesús nunca tomó el nombre del SEÑOR en vano. Lo único que
Él hizo fue afirmar su propio nombre al momento de enseñar que le pertenecía. Jesucristo
es el Señor Dios, de manera que el glorioso y asombroso nombre (Deuteronomio
28:58) le pertenece tanto como al Padre. “El SEÑOR será rey sobre toda la
tierra.En aquel día el SEÑOR será uno, y uno su nombre” (Zacarías 14:9).
Juan 5:19-23: El Hijo hace todo lo que Dios hace
“ … De cierto, de
cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer
al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo
igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que
él hace; y mayors obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os
maravilléis. Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así
también el Hijo a los que quiere da vida. Porque el Padre a nadie juzga, sino
que todo el juicio dió al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al
Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió”.[11]
Este párrafo
quizá sea la afirmación más detallada que se tiene sobre la deidad de Jesús. Él
había sido criticado por haber sanado en el día de reposo (Juan 5:16). En esta
ocasión, en lugar de defender su milagro del día de reposo como un acto de
misericordia para los necesitados, proclamó que solamente actuaba de la misma
forma que su Padre. Aclaró que era perfectamente adecuado para Él hacerlo, Y
agregó que sus actividades divinas incluyen todo aquello que el Padre hace. El
Padre ha autorizado todo esto (ver Mateo 11:27) y lo ha puesto por delante de
una manera tan prominente que cualquier honor dirigido a Dios debe estar
dirigido a Él también (v.23).
Jesús nunca es
independiente del Padre (v.19). El padre no retiene nada del Hijo (vv.19,20). Todos
los secretos de Dios pertenecen a Cristo (ver Deuteronomio 29:29). Cualquier derecho
ó apotestad que pertenece a Dios, pertenece a Cristo. Esto incluye levantar a
los muertos (vv.21; 24-29), escoger quien recibiría la vida (v.21), y juzgar el
mundo (vv.22 y 30). (Ver también Apocalipsis 6:15-17). El propósito de todo esto es que aquello que es
impensable para Dios, es decir, ver a Jesucristo como algo menos que el Señor
Dios, sería impensable para nosotros. Es nuestro deber siempre honrar a Cristo
en la misma forma que honramos a Dios Padre. No podemos honrar al Padre si nos
negamos a reconocer la posición verdadera de su Hijo.
Juan 10:27-38: el Hijo es uno con el Padre
“y yo les doy la
vida eternal; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi
Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la
mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos. Entonces los judíos
volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado
de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos,
diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú,
siendo hombre, te haces Dios." (Juan
10:28-33)
Aquellos que niegan la doctrina de la Trinidad,
pero pretenden coincidir con la Biblia, afirman que la unidad entre Jesús y el
Padre es meramente una unidad de propósito (ver objeción 6, abajo). Ellos
niegan que Cristo afirmó igualdad personal con Dios. En Juan 10, Jesús se
refirió al poder preservador tanto del Padre como suyo con la frase mi mano/su mano. De este modo Él afirmó
una posesión mutual del poder de Dios. Ambos hacían aquello que sólo Dios el
Salvador puede hacer – salvar y preservar para la eternidad. Puesto que Cristo
participa de la omnipotencia de Dios, Él es de la esencia de Dios. El trabajo
de Padre e Hijo se coordina ya que los dos guardianes son uno sólo. Esto es
similar a lo que Jesús dijo, “Confiad en
Dios; confiad también en Mí”, en Juan 14:1. Tal lenguaje sería
terriblemente arrogante a menos que ambos fueran igualmente merecedores de
nuestra confianza. Sólo Dios tiene el poder de Dios. Puesto que las manos de
Jesús, al igual que las del Padre, hacen lo mismo, Él también es el Señor Dios.
La habilidad de preservar a su rebaño es el inmenso poder de ambas personas.
En Juan 5:18 la afirmación de Jesús como Hijo era
vista por sus oponentes como una afirmación que implicaba igualdad con Dios. Esto
demuestra que ellos entendieron lo que Él les decía. Esta misma reacción
ocurrió en Juan 8:58,59, y de nuevo en Juan 10. Jesús no los corrigió, como si
ellos le hubieran malentendido. Él no modificó ni debilitó Su noble afirmación
acerca del rol de Dios en Juan 5, ó acerca del nombre de Dios en Juan 8. En Juan
10:34-38, Jesús añadió que Él era el Hijo único, (El propio Hijo del Padre) enviado
del cielo, y haciendo lo que su Padre hace. En lugar de modificar sus palabras,
Jesús prosiguió a reafirmar esta unidad como una en la cual el Padre es en Él y
Él en el Padre. Puesto que Jesús era y es Dios, en el momento que la gente
percibió una afirmación de deidad de su parte, Él no se retractó de dicha
afirmación ni reaccionó como los apóstoles lo hicieron en Hechos 14:14-18, ó
como el ángel en Apocalipsis 19:10.
Juan 14:8,9:
Ver a Cristo es ver al Padre
Felipe le dijo: Señor, muéstranos el
Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con
vosotros y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al
Padre; ¿cómo,
pues, dices tú: Muéstranos el Padre? (Juan 14:8, 9)
Cuando Jesús mencionó que verle a Él era ver al
Padre, no estaba diciendo que Él era el Padre. El decía, sin embargo, que todo
aquello que el Padre es, Él lo es. No hay nada más de Dios que pueda ser visto
en el Padre que se encuentre en Cristo, ya que todo aquello que Dios es, Cristo
lo es (Colosenses 2:9). (Ver abajo, “Él es la imagen de Dios”).
Las frases Yo soy de Jesús Muchos cristianos han reconocido que Jesús empleó el nombre de Jehová para
Sí mismo por su forma de decir “Yo soy”. (Ver arriba “Textos del Nuevo
Testamento que aplican ‘Jehová’ a Jesús ” junto con el pie de página
corespondiente). En griego, como en español, es posible decir “Yo soy” usando
una sola palabra (eimi) sin usar el pronombre. El nombre “YO SOY” son dos
palabras (ego eimi) con el pronombre añadido. "Dios dijo a Moisés, "YO SOY EL QUE SOY.
Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: `YO SOY me envió a vosotros' " (Éxodo 3:14). En griego, la
frase subrayada YO SOY constituye dos
palabras. En Isaías 41:4 y 45:18 el SEÑOR se refiere a Sí mismo como YO SOY. No existe ningún registro en las
Escrituras de Jesús diciendo “Yo soy Dios”. Si lo hubiera, no sería tan
contundente como su confesión del nombre divino al decir, ¡“Yo Soy”!
Jesús usó Yo Soy (con ambas
palabras griegas) para referirse a sí mismo en numerosas ocasiones. El momento
más sobresaliente ha sido: “De cierto, de cierto os digo:Antes que Abraham
fuese, yo soy!” Tomaron entonces
piedras para arrojárselas…” (Juan 8:58,59). Esta fue una afirmación de
pre-existencia. Coincide perfectamente con su repetida afirmación de que Él había
descendido del cielo (Juan 6:33,38,50,51,58). Juan 8:58 es es la palabra más
clara de Jesús en el sentido de que
todo lo que el SEÑOR del AT es se aplica por completo a Él. Sus contemporáneos
supieron instantáneamente que Él había tomado el nombre del Señor como propio. El
decía que Él era el SEÑOR Dios de Abraham y el Mesías que Abraham esparaba. Es
por eso que aquellos incrédulos deseaban apedrearlo por blasfemia.
Esto debe influir nuestra lectura de otras frases Yo Soy en el Evangelio de Juan: 6:35; 8:12; 10:7; 10:11; 11:25;
14:6; 15:1. ¡Pero no nos detengamos ahí! ya que Él también quería decir Yo soy algo.
Estas frases Yo Soy merecen seria
atención. ¿Cómo puede alguien ser el pan de vida; el buen pastor; la resurrección
y la vida; el camino, la verdad y la vida; y la vid verdadera a través de quien
la vida fluye – cómo es que alguien pueda ser tales cosas sin ser el dador y
sustentador último de la vida? En otras palabras, ¿cómo es que Jesús pudiera
ser tales cosas sin ser Dios mismo? El ha dado esto a conocer acerca de sí
mismo combinando el nombre “Yo Soy” con las habilidades que sólo Dios posee.
Términos tales como Yo soy el pan de vida son muy conocidos. En
algunas traducciones las contundentes afirmaciones YO SOY de Jesús están acompañadas de palabras que oscurecen más que
revelar lo que Él estaba diciendo. Observe los siguientes dos ejemplos:
#1 Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy
de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso os
dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis. (Juan
8:23,24; ver también 8:28)
#2 Desde ahora os lo digo antes que suceda,
para que cuando suceda, creáis que yo soy. De cierto, de cierto os digo: El que
recibe al que yo enviare, me recibe a
mi; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. (Juan
13:19,20) [12]
En el ejemplo 1, el idioma original dice, “… si no creen que Yo soy” sin
agregar otras palabras a la cláusula. Ciertas traducciones añaden otras
palabras “El que Yo afirmo ser”. De manera similar el ejemplo 2
dice en griego, “…vosotros creeréis que Yo soy” sin añadir “Él”. Estas
traducciones intentan ayudar en el significado y hacer que el idioma fluya con
mayor facilidad, pero en mi opinión agregar palabras ocasiona que el mensaje
pierda claridad. El griego no dice “vosotros creeréis que Yo soy Él”; sólo
dice, “… vosotros creeréis que Yo soy”. Esta frase brusca llama la
atención al uso audaz que Cristo hace del nombre de Dios para Sí mismo. En el
ejemplo 1, el contexto se refiere a que Cristo proviene de arriba. Lo cual hace
perfecto sentido cuando Jesús dice “Yo soy”. En el ejemplo 2, las palabras de
Jesús son un paralelo de las palabras que Él había dicho algunos siglos antes a
través del profeta Isaías, “… antes que
sucediera te lo advertí [estas cosas] para
que no dijeras: Mi ídolo lo hizo” (Isaías 48:5). El Apóstol Juan comenzó su
Evangelio haciendo referencia a la deidad de Cristo y llegó a la misma
conclusión cerca del final en Juan 20:28. Asimismo comenzó y terminó su prólogo
en la misma forma (1:1 y 1:18). Mi pensar es que Juan pretendía sostener el
énfasis de que Jesús es Dios por medio de las frases Yo Soy en su Evangelio.
~~~~~~~~~~~~~~
Hasta este punto en este folleto, he buscado indagar
temas bíblicos específicos. Ahora me daré a la tarea de cubrir otros temas
relevantes pero en menor detalle. Por ejemplo, haré menos referencia a los
milagros de Jesús, debido a que he deseado permanecer más en las palabras que
afirman que Él es el Señor Dios en lugar de las obras poderosas que muestran que lo es. Sus obras también
significan su deidad. Después de que el Señor Jesús subiera al
cielo y que sus apóstoles leyeran “Tú tienes dominio sobre la braveza del mar” en
el Salmo 89:9, debieron haber recordado nuevamente la noche cuando Jesús calmó
las aguas (Matthew 14:22-33). Cuando eso sucedió estaban convencidos de que Él
era “el Hijo de Dios”; más adelante al leer sus Biblias, más y más conexiones
con Cristo serían aparentes. Todo aquello que nos muestra quien es Jesús, es
importante. Mucho de lo que sería útil ni siquiera es mencionado en este breve
folleto. Tenemos
una Biblia entera de la cual aprender. He escrito más acerca
del Ángel de Señor y del énfasis Mesiánico en Jesús como Pastor, porque
considero que estos pasajes del AT no les son muy familiares a muchos
cristianos. El soporte de la deidad de Cristo no depende de unos pocos
versículos. Muchas partes de las Escrituras muestran quien es Él, por lo que voy
a continuar con los siguientes pasajes analizándolos “de distintas perspectivas”.
~~~~~~~~~~~~~~~
G. De distintas perspectivas
Habló con autoridad divina cuando dijo, “Yo
digo” Cuando Jesús enseñaba, no decía nunca (¡ni
siquiera una vez!) “Así dice el Señor…” porque Él era el Señor y hablaba de
cosas que eran suyas. Los profetas de Dios nunca dijeron, “Mas yo os digo…” en
la forma que Cristo lo hizo (Lucas 6:46). Observe las numerosas afirmaciones “yo os digo” en
Mateo 5. Cuando Jesús habló, era como el dador de la ley, no como
un simple maestro de la ley. Cada vez que el profeta Isaías escribió la frase “oídme”, era el SEÑOR quien hablaba. Incluso, en Isaías 48:16 y
49:1, es Cristo quien habla. Más adelante en su ministerio
terrenal, Él habló de la misma forma al llamar la atención hacia sí mismo como
Señor. (Note la autoridad en su forma de hablar en Mateo 7:29).
Es la Gloria de Dios Dios no da a otros la Gloria que sólo a Él le
corresponde (Isaías 42:8 y 48:11). Sin embargo Jesús afirmó que la Gloria de
Dios era suya también (Juan 17:3). Debido a que el Verbo se hizo carne (Juan
1:14), la humanidad pudo ver al Señor del cielo y de la tierra. Juan dice que Jesús “habitó”
entre nosotros. El apóstol deseaba mostrar este paralelo: En los
días de Moisés construyeron el tabernáculo, y la gloria del Señor lo llenaba (Éxodo
40:34-38). Cuando Jesús vino, aquellos que lo vieron vieron la gloria de Dios
de nuevo sobre la tierra, porque Jesús era el unigénito lleno de gracia y
verdad. Todos le verán cuando vuelva de nuevo a juzgar al mundo; en ese momento
se sentará en su trono en gloria celestial (Mateo 25:31). Cristo como Dios
posee la gloria de Dios.
Su sentido de aquello que era suyo En Juan
2:16, Jesús afirmó que el templo era la casa de su Padre. En Mateo 21:13 cuando
citó a Isaías 56:7 diciendo “Mi casa”, parecía hablar del templo como suyo (Efesios
2:19-22 respalda esta interpretación). Definitivamente llamó el reino de Dios“Mi
reino” (Lucas 22:30; Juan 18:36), y las palabras de Dios, “Mis palabras”
(Mateo 24:35). Habló de la iglesia de Dios (Hechos 20:28) como ¡“Mi
iglesia” (Mateo 16:18)! Cuando algo pertenece a Dios – ya sea posición, posesión,
prerrogativa ó pueblo – le pertenece a Cristo.
Perdonó pecados En algunas ocasiones fueron incrédulos quienes señalaban la significación de
lo que Jesús decía. Estaban en lo cierto en el sentido de que sólo Dios puede
perdonar pecados. El perdón fue anunciado por el Señor en Marcos 2:1-12 (ver
también Mateo 9 y Lucas 5). Jesús entonces procedió a actuar “…para que
sepas que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados
(dice entonces al paralítico): Levántate,toma tu cama, y vete a tu casa”.
Nosotros podemos perdonar pecados en contra nuestra, pero sólo Dios puede
perdonar pecados contra Él. Al perdonar pecados, Jesús ejerció un derecho y reclamó
un rol que pertenece sólo a Dios. Tanto la venganza (Romanos 12:19) como el
perdón pertenecen a Dios, sin embargo ambos son ejercidos por Cristo: la
venganza en 2 Tesalonicenses 1:5-10, y el perdón en Marcos 2:7-12. Puesto que Cristo
tiene la prerrogativa de Dios, Él debe ser Dios. Hasta aquí el punto hecho por el
Señor tiene varios ejemplos: si Él hacía lo que su Padre hacía; entonces
aquellos que observaban sus obras debían reconocerlo como ¡el Hijo de Dios! (Juan 10:36-38).
Aceptó ser adorado Jesús
aceptó la adoración de los hombres (Juan 9:35-38; Mateo 14:33; 28:9, 17; Lucas
24:52). En Hebreos 1:6, cuando Dios ordenó a los ángeles adorar al Hijo, no
estaba ordenándoles algo incorrecto. Ningún hombre o ángel ha roto jamás ningún
mandamiento por adorar a Cristo. Apocalipsis da cuenta de Cristo recibiendo
adoración, y de un ángel rechazándola (5:11-14; 19:10; y 22:8, 9).
Sus obras poderosas, señales, maravillas y resurrección
Los milagros de Jesús fueron tantos que Juan señaló
que él había registrado tan sólo unos cuantos (Juan 21:25). Un milagro
impresionante podría ser de beneficio para un individuo en privado, sin embargo
a menudo eran tan públicos que “mucha
gente” venía para ser sanada (Mateo 15:30). “Jesús fue por todos los pueblos y ciudades” y – a diferencia de
los llamados sanadores de hoy en día que no reproducen sus señales y maravillas
(Hechos 3:12; 14:8-18) – sanó “toda enfermedad y toda dolencia” (Mateo 9:35). Ordenó
a los vientos y olas obedecerlo; multiplicó los alimentos; autorizó a sus
discípulos a levantar a los muertos. Leyó las mentes; dijo dónde se encontraría
el pez. El estudio de las grandes y variadas obras del Señor que comprende diversos
tipos requiere de un vasto estudio. El
buen ministerio cristiano pondrá su atención en ello.
Es salvador La Biblia aplica a menudo
descripciones y títulos de Dios a Cristo. En Isaías, Dios es el salvador, el redentor,
el pastor único, la roca, y el refugio/sombra. [15] En algunos versículos, todas estas descripciones de los títulos del
SEÑOR son aplicadas a Cristo. Esto no constituyó escritura con descuido sino
revelación divina intencional. El SEÑOR estresa en Isaías que sólo Él es Dios, que
no hay otro Dios, roca o salvador (44:8; 45:18,21-23). Por lo tanto la doctrina
sostenida tanto por testigos de Jehová com mormones de que Jesús es simplemente
“un dios” es completamente falsa. En varias ocasiones Jesús es llamado el
salvador en el NT (Tito 2:13; 2 Timoteo 1:10; Hechos 5:31 y 13:23 entre otros).
Cuando leemos acerca de Jesús como salvador, deberíamos recordar que el SEÑOR
insistió en que sólo Él es salvador: “Yo,
yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve” (Isaías 43:11).
H.
Seis
objeciones acerca de la deidad de Cristo
(Precaución: ¡Las seis objeciones están
redactadas en la forma que hablarían los que objetan la verdad!)
Objeción 1: “¡Jesús
negó ser Dios!”
Muchos han debatido con base en Marcos 10:17,18 que el Señor Jesús no es
Dios: “¿Porqué me llamáis bueno?...Nadie es bueno sino sólo Dios”. ¿Acaso Jesú
estaba afirmando de esa forma que Él no era Dios? Algunos incluso han sugerido
que Jesús estaba admitiendo ¡ser pecador! (en
realidad no fue así; ver Juan 8:46). Fíjese en el contexto: el jóven y rico soberano quería
saber lo que tenía que hacer para obtener la vida eterna. Estaba buscando conforme a lo que Dios
requiere. Su pregunta no fue acerca del carácter ó la posición de Jesús sino
acerca de la forma de vida necesaria para lograr ese objetivo. El Señor dirigió
su atención a los mandamientos de Dios como la declaración oficial de los
requisitos de Dios para una vida humana de santidad. Asimismo, el Señor confrontó
el uso descuidado de la palabra bueno
por un hombre que no tenía la menor idea de quien Él era.
La gramática griega muestra que Jesús no estaba haciendo un contraste entre
Dios y Él mismo. El contraste era entre Dios y todos los demás, especialmente
entre el estándar de vida de Dios y las opiniones de los demás. Para mostrar
aquello que Dios requiere de todos los hombres que están esperando complacerlo,
Jesús citó la ley de Dios. Esa es la
parte a contemplar. Observe como Mateo 19:17 reportó esta misma conversación: “¿Porqué me llamas bueno?” Por lo tanto, es posible entender la
respuesta de Jesús de esta forma: “Porqué me estás siquiera preguntando acerca
de lo que es bueno? ¿Qué no sabes que
Dios ha definido ya el estándar de lo que requiere en sus santos mandamientos? No deberías estar buscando en otra parte”. El hecho de que Jesús
preguntara al jóven rico porqué hablaba como lo hacía no implicaba una negación
ni de su deidad ni de su bondad. El contraste era entre la obediencia dictada
por Dios y cualquier otra alternativa propuesta por quien fuera.
¡¡Guardar los mandamientos de Dios para obtener la vida
eterna!! Pudiera parecer
que tanto la vida eterna como el cielo se obtienen mediante nuestra obediencia
a Dios. Si ese fuera el caso, habría sólo un Hombre en el cielo que calificaría,
¡Jesús! Nosotros no poseemos una justicia aceptable
(Romanos 3:10). En Marcos 10:17,18 el Señor habló sobre el estrecho tema
de que la vida eterna está basada en cumplir los mandamientos de Dios. Él nunca
dijo que nosotros estamos capacitados para hacerlo o que jamás alguien lo haya
hecho. El publicano en Lucas 18:9-14 no fue justificado por ninguna buena obra.
El fariseo que confió en sí mismo ¡no fué justificado!
Sin
embargo la obediencia es requerida y necesaria para la vida eterna. Aquí es
dónde el evangelio es simple y maravilloso. Él vino a cumplir la ley (Mateo 5:
17). Así como Jesús murió por nuestros pecados, también obedeció como nuestro
representante de manera que su obediencia pudiera ser nuestra. (A menudo se dice
que su justicia es imputada a nosotros).
Él ha tomado la culpa de nuestro pecado y nosotros hemos sido
acreditados con su justicia (2 Corintios 5:21).
La ley
ofrece el estándar de Dios, y nos convence de pecado y del fracaso de poder
obedecer (Romanos 3:19,20). Al negar nuestra justicia (lo cual requiere
honestidad), no queda más que Cristo como nuestra esperanza de vida eterna. No
es malo tener a Cristo como nuestra única esperanza. Su obediencia ha sido
aceptada por Dios para el creyente (Romanos 4:25). Ha sido otorgada como un
regalo (Romanos 5:17; Filipenses 3:9). Por lo tanto, mediante la obediencia de
Cristo, no la nuestra, obtenemos la recompensa de la vida eterna (Romanos
6:23). Es la recompensa de Dios por el cumplimiento de la ley de Jesús, no el
nuestro. Él es nuestra justicia (1 Corintios 1:30), la única justicia que
poseemos y que satisface las demandas de la ley de Dios, y toda la justicia que
necesitamos.
Objeción 2: “Jesús
es llamado el primogénito en Colosenses
1:15. Eso significa que fue creado primero; por lo tanto ¡no puede ser el Dios
eterno!”
Cuando la Biblia emplea palabras tales como Padre ó Hijo, no quiere decir
que ¡el Padre es mayor que el Hijo! La Biblia emplea otros términos para
describir a Dios: rey, soberano, juez, hermano, agricultor, pastor, y guerrero.
Hablar de Dios como rey no significa que Él es rey en la misma forma que otros
lo son. Dios es transcendente; no es como un hombre. Estos títulos son analogías, de
la misma forma que primogénito, es un
título de autoridad y privilegio.
Objeción 3: “Las
limitaciones humanas muestran que ¡Jesús no es Dios!”
En ocasiones Jesús estaba cansado, sediento, y obviamente creció en
conocimiento. ¿Acaso eso lo hace menos que el todopoderoso y omnisciente Señor
Dios? No. Jesú dijo en Mateo 11:27 que Él poseía el mismo conocimiento que el
Padre. Estas limitaciones humanas (las cuales son muchas) eran parte de su
humanidad. Si Jesús sabía todo como hombre, ¡no era un hombre después de todo! Sin
evidencia acerca de las limitaciones humanas ¡sería increíble que Jesús fuera
realmente un hombre! Como Dios Él no se agotaba, pero como hombre sí. Sólo su
cuerpo humano y mente humana se agotaban, no así su naturaleza divina. Jesús era
una persona, no dos personas en un cuerpo. Como una persona Jesús podía
agotarse en debilidad, mientras que al mismo tiempo controlaba el universo con
fortaleza infinita. Aunque Él es el Hijo, podía todavía decir de sí mismo, como
la persona que era, “Pero de aquel día y
de la hora nadie sabe, ni aún los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo,
sino el Padre” (Marcos 13:32). Teniendo dos naturalezas pero dos auto-consciencias,
Jesús podía hablar de sí mismo como el Hijo de Dios que siempre ha sido. En Marcos
13, Cristo no quiso decir que como Dios Él no lo sabía, sino que como el Hijo
que era hombre Él no lo sabía. Es difícil comprender que Jesús realmente tenía dos naturalezas, y que
las dos eran reales. Negar la deidad de Jesús por su humanidad es un viejo
truco del enemigo. Debemos esperar
toparnos con ello muchas veces.
Objeción 4: “Jesús afirmó que su Padre es mayor, y Él
obedece al Padre, por lo tanto ¡debe ser una persona inferior!”
“Mi Padre …es mayor que todos…” (Juan 10:29). Cuando el señor dijo esto, estaba haciendo un
contraste entre el poder supremo del Padre y todos sus enemigos, cualquiera que
intentara arrebatar las ovejas de Dios. Jesús no estaba haciendo un contraste entre la habilidad del Padre
y la suya propia, porque en el vv.28 y 29 Jesús acababa de afirmar que su poder
y el del Padre tienen el mismo efecto. Sus ovejas no serían arrebatadas.
En Juan 14:28 cuando el Señor dijo, “el Padre es mayor que yo,” no estaba
diciendo que el Padre es mayor en esencia. Cristo como el Señor de gloria (1 Corintios 2:8) no puede ser inferior al Padre.
Debemos poner atención al contexto en Juan 14:28, 29. Los discípulos debieron
haberse alegrado de que Jesús estaba a punto de regresar al Padre. Su
humillación estaba por terminar. Jesús estaba hablando en Juan 14 justo antes
de su crucifixión. Muy pronto regresaría a la gloria que alguna vez tuvo en la
presencia del Padre (Juan 17:5). El había “bajado” cuando descendió a las regiones terrenales profundas (Efesios 4:9). Mientras
Jesús se encontraba en este estado, el Padre fue mayor, pero pronto, cuando Jesús
ascendió compartirían el trono de nuevo (Apocalipsis 22:1). Nunca otra vez
ningún pecador se burlaría de Él ó le escupriría en la cara. Su humillación
terminaría y su grandeza sería como la del Padre.
En 1 Corintios 15:28, “El Hijo se
sujetará al que le sujetó [el Padre]”.
El
Padre envió a Cristo, y Él le obedeció. Tal obediencia es la norma eterna que
el Hijo siempre tuvo por la voluntad del Padre (Juan 8:29). Su misión fue
traernos al Padre (1 Pedro 3:18) de quien estábamos alejados por el pecado. Luego
como hijos reconciliados, lo llamaríamos “Padre Nuestro” en verdad (Mateo 6:9).
Cristo entregará el reino redimido en manos del Padre cuando su misión haya
sido completada. Entonces el Hijo, como el Hijo lleno de adoración que siempre
ha sido, será sujetado al Padre quien ha puesto todo bajo sus pies. El respeto
inmutable de Cristo por el Padre jamás disminuye. La insistencia indomable del
Padre de que todos honren al Hijo como lo hacen con el Padre (Juan 5:23) es eterna.
Esto es evidente en que todo será puesto bajo los pies de Cristo, de manera que
el Padre a quien Cristo adora será todo y por todo. No será de otra forma para Jesús. En nuestros días muchos
asumen que sumisión significa una expresión degradante de inferioridad. Aquellos
que sufren de tal error no conocen la belleza ni la santidad de la igualdad,
unidad y amor de que gozan tanto el Padre como el Hijo.
Objeción 5: “Filipenses
2:5-11 enseña que Jesús se despojó a sí mismo de su deidad, ó al menos ¡rechazó
hacer cualquier declaración de que era Dios!”
Por un lado, la tentación de Adán fue de llegar a ser como Dios (Génesis
3:5). Sucumbió ante esta tentación y así quiso alcanzar algo que no le
pertenecía. Por el otro, Jesús, a pesar
de ser Dios, hizo lo opuesto. Cuando Jesús fue tentado por Satanás en el
desierto para usar su poder divino y usarlo para sí mismo, no convirtió las
piedras en pan (Mateo 4:3,4). La tentación fue así: “Puesto que eres Dios, puedes
hacerlo para ti mismo”. No lo hizo. El Señor estaba en una misión para
salvarnos por medio de su sacrificio. No
estaba aquí para usar su poder para prepararse un almuerzo. No afirmaría su
derecho a aquello que era suyo (Juan 8:50).
Lo más importante que Pablo enseñaba fue cómo el Señor es un modelo no
egoísta de comportamiento. El apóstol deseaba la mente del Cristo no egoísta para
ser el modelo de las decisiones de los cristianos que buscan los intereses de
los demás (Filipenses 2:1-4). El hecho increíble es que esta persona no egoísta
era Dios mismo, porque estar “en la forma de Dios” es estar en la categoría de
Dios. ¡Sólo Dios puede estar en la forma de Dios! Por lo tanto, Filipenses 2 significa
que Jesús era genuinamente Dios. Presentando la actitud de Cristo, Pablo usó el
ejemplo último de humildad para mostrar a sus lectores la forma en que debían
tratarse los unos a los otros. Jesús hizo aquello que no estaba obligado a
hacer por los pecadores. Se despojó ó se derramó a sí mismo, en el sentido que
derramó su vida (Isaías 53:12) como sacrificio en la cruz[17]. ¡Todo esto fue hecho
por nosotros inmerecedores y despreciables rebeldes!
Jesús no se despojó a sí mismo de la gloria de Dios. ¡Dios no puede despojarse
a sí mismo de su naturaleza! En su carne, Jesús manifestó la gloria de Dios (Juan
1:14); cubrió con un velo su gloria encarnada, pero no se despojó de ella en lo
absoluto[18]. Quienes interpreten Filipenses
2 deben recordad Juan 1:14. Él pudo aspirar a un período de sufrimiento para sí
mismo, un período de vergüenza, humillación y hasta crucifixión con el propósito
de traer la vida eterna a aquellos a quien se había determinado salvar. Lo que
tomó fue la cruz, rechazando el alivio para sí mismo (Mateo 26:52-54). Por tal
obediencia Dios ha asegurado que Jesús recibirá de la mano de su Padre la
recompensa más apropiada, la adoración y el reconocimiento de toda la creación.
Ante toda la vida inteligente Jesús será declarado el dueño legítimo del nombre
el cual es por encima de todos los nombres. Él también es Yavé, ó Jehová, ó el
SEÑOR Dios de Isaías 45:22, 23.
Una gran ayuda para entender Filipenses 2:5-11 es enfocarse en el consejo
de “Nada hagáis por contienda o por
vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como
superiores a él mismo” (v.3). A
pesar de ser Dios, Jesús aceptó la humillación por su pueblo. Pablo no estaba
escribiendo aquí para explicar la encarnación, ni estaba enseñando que Jesús cedió
ó rechazó su gloria como el Señor Dios. (Obsérvese
Mateo 17:2). En lugar de eso, el apóstol estaba mostrando la humildad de Jesús a través
de ser un siervo. Aunque el Señor es ” el
Alto y Sublime,” Él habita “con el quebrantado y humilde de espíritu,” (Isaías
57:15). Pablo escribió que nosotros que estamos tan lejos del Señor deberíamos
tener la misma humildad mental desplegada en la obediencia humana de Cristo.
Objeción 6: “Jesús
afirmó ser uno con Dios, pero otros humanos también son uno con Dios, por lo
tanto su unidad con Dios ¡no prueba que Él es el Señor Dios!”
Gran parte de mi respuesta se encuentra arriba en Juan
10:27-38: “El Hijo es uno con el Padre”. Los creyentes en Jesús están unidos a
Cristo por medio del Espíritu Santo. Antes de que creyeramos, eramos sus
enemigos. “Siendo aún pecadores” (Romanos 5:6-11) no poseíamos una unión viva
con el Señor. Por la gracia de Dios Cristo representó a aquellos que salvaría. Nosotros
estábamos en Él porque Dios nos escogió en Él antes de que el mundo fuera (Efesios
1:3-12). A menudo Pablo se refiere a la gente salva como “en Cristo”. Esa clase
de unión sucede porque Dios ha provisto de un Salvador para representarnos. Nuestro
pecado se hizo de Él y todo lo que Él se merece, tal como la vida eterna, se
hizo nuestra. Como en un matrimonio, Dios ha conectado a Cristo con nosotros y
a los creyentes con Él. Él tomó nuestro lugar y nuestra maldición porque Él
estaba unido a nosotros. Nosotros recibimos la bendición que Él merece cuando
somos unidos a Él.
En su muerte, Jesús nos sustituyó bajo la ira de
Dios, de manera que fuimos unidos a Cristo en su muerte (Romanos 6:5). Como
resultado, los pecadores rescatados han sido traidos en Cristo en otro sentido;
hemos sido hechos hijos de Dios y herederos de la recompensa que Él ha
compartido con nosotros por gracia (Romanos 8:16,17). Nuestra nueva presencia
con Dios es en Cristo. Cuando somos unidos a Cristo (Colosenses 3:1-3), su vida
santa empezó a fluir en nosotros por mediodel Espíritu. Una conexión nueva y viva
fue creada. Ahora Cristo es la vid en la cual nos apoyamos, y
nosotros como sus ramas tomamos vida de Él (Juan 15:1-8).
Esta conexión con Cristo no es una unión en la que
nosotros compartimos la esencia de Dios, sino una en la que Dios nos provee de
vida y virtud. Nuestra unión no es paralela a lo que significa la union de
Cristo con el Padre. En esa unión Cristo hace todo aquello que el Padre hace; nosotros
no. Él siempre ha sido lo que el Padre es, algo que nosotros nunca seremos. Nosotros
tenermos una clase diferente de unidad. Él se ha identificado con nosotros
pecadores, y nosotros hemos sido identificados con Él como nuestro salvador del
pecado. El momento en que lo recibimos, le pertenecemos y somos dados el
derecho de ser hijos de Dios (Juan 1:12).
Previo a eso, estábamos muertos en nuestros pecados (Efesios 2:1), y sin ser
parte de su familia.
Jesús es el
Hijo, nunca un hijo. La relación de Jesús
con Dios Padre es de absoluta igualdad. Él estaba ahí en el principio con el
Padre; nosotros no. La unidad eterna de Jesucristo con el Padre es al nivel de
Dios, porque Jesús es el Señor Dios.
I. Conclusión
“¿Qué hombre es éste, que aún los
vientos y el mar le obedecen? ” (Mateo 8:27)
La Biblia hace está pregunta y da una abundante respuesta. Toda la Biblia
enseña que Jesucristo es Dios el Señor. Comenzó con la promesa de una persona
por venir, la simiente de la mujer. Él tendría que ser humano al nacer de una
mujer. Sin embargo, para derrotar al mal, ¡tendría que tener un gran poder! En la
primera promesa de un Salvador en el jardín del Edén, la Biblia no dice que
esta persona es Dios. Pero muy pronto en Génesis somos introducidos al ángel del
Señor, una persona distinta del SEÑOR, pero al mismo tiempo llamado el SEÑOR.
En el Salmo 2 un rey ungido, el Mesías, es el Hijo de Dios quien reinará
sobre todas las naciones. En Daniel 7 uno llamado el “Hijo del Hombre” aparece
como soberano para ser adorado por todos para siempre. Cuando el SEÑOR declara que
Él como Dios salvará y apacentará su rebaño, encontramos que este pastor real
en camino es el hijo de David. Luego el profeta Isaías llamó a Aquel que se
sentará en el trono de David, Dios! Así,
siglos antes del comienzo del Nuevo Testamento, una corriente de revelación nos
prepara para creer en un Mesías divino, que se volvería ser humano.
La doctrina de la deidad de Cristo no comienza en el Nuevo Testamento. El
Señor Jesús afirmó que las escrituras del AT habían hablado de
Él: “era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley
de Moisés, en los profetas y en los salmos" (Lucas 24:44). En estos últimos pasajes del NT Jesús es el creador de todas las cosas. Él
es llamado Dios por un cierto número
de escritores del NT. Ellos habían aplicado afirmaciones del AT a Jesús las
cuales eran referencias obvias al SEÑOR (Jehová). Los apóstoles no tenían duda
de quien era Jesús realmente. El apóstol Juan mencionó que Isaías al ver al
SEÑOR había visto la gloria de Jesús. Ninguna parte de este folleto es más
importante que los textos que muestran que Jesús es también “Jehová”.
No estamos limitados a lo que otros dijeron acerca de Cristo. Tenemos mucho
de lo que Él dijo acerca de sí mismo. Él hace todo lo que Dios hace (Juan 5); Él
sabe todo lo que Dios sabe (Mateo 11), y Él comparte el santo nombre de Dios
(Mateo 28). Dijo que Él es uno con el
Padre (Juan 10).
Él tomó todos los títulos mesiánicos en el Antiguo Testamento para sí mismo,
afirmando ser el Hijo de Dios, el Mesías, el Yo Soy, el Hijo de David,
y con mucha frecuencia el Hijo del Hombre
de Daniel 7. Sus poderosas obras han revelado su gloria. Su resurrección probó que
Él es el Hijo de Dios que afirmó ser. No es extraño entonces que Jesús permitió
ser adorado por aquellos que lo conocían. Esta adoración es un tema
predominante en el libro del Apocalipsis, en el cual Jesús, el Alfa y Omega, está sentado con su
Padre en un trono llamado “el trono de
Dios y del Cordero”. A la luz de todo esto, entendemos las palabras del ángel
en su nacimiento: “Os ha nacido en este
día en la ciudad de David,un salvador, Cristo el Señor”.
Entonces ¿porqué existe tal confusión sobre una verdad que es tan evidente
en la Biblia? No es sencillo para nosotros comprender que Dios es tres personas
pero un Dios, ó que el Señor Dios pudo hacerse hombre. Sin embargo, lo que no
es sencillo es todavía claro, y confirmado por una gran cantidad de pasajes. Sin
embargo, muchos se resisten a esta verdad. No podemos ser salvos sin fe en
Cristo, y fe salvífica no puede existir si la verdad de Cristo es negada. Tal doctrina es vital. El maligno tiene una larga
historia de contradicción fervorosa de Jesús como el Señor Dios vivo. Cualquier
cosa que pueda obscurecerla, negarla, confundirla ó rechazarla es su medio
malvado de mantener a los cautivos cegados al evangelio. Para servir a Cristo
en una forma digna, los cristianos siempre han tenido que contender que Jesucristo
es Dios que vino en carne humana (1
Juan 4:1-6). Creer lo que es enseñado en las Escrituras es de muchas formas
todo lo que necesitamos para tener la certeza de que Cristo es Dios. Luchamos
contra el amo del engaño y de las tinieblas, pero lo hacemos con la luz de la
Palabra de Dios.
Confesar a Cristo es esencial en una fe verdadera y para la salvación
(Romanos 10:9, el versículo de las Escrituras por medio del cual fuí convertido
a Cristo). Si podemos creer quien es Él, entonces podemos tomar seriamente que
su sacrificio fue por nuestros pecados, y que Él es nuestra justicia. Cristo
volverá en gran gloria; levantará a los muertos y juzgará al mundo. Un feliz
día, el verdadero conocimiento de Jesucristo llenará la tierra como las aguas
cubren el mar (Habacuc 2:14). Satanás sera forzado a someterse y confesar que Jesucristo
es realmente Dios el Señor. Todo en la vida y en la muerte, ahora y para
siempre, para todo ser humano, depende de adoptar a Jesús como Señor! Él
advirtió que todos aquellos que lo rechazan como el Yo Soy morirán en sus pecados. No rechace al salvador que Dios ha
provisto. Él es tanto creador como redentor; nadie más puede rescatarnos.
Espero que todos aquellos
que estudien este folleto acepten su verdad, basada en las Escrituras proporcionadas,
y confiesen que Jesucristo es Dios el Señor. Lo en enviado especialmente a mis
amados hermanos y compañeros en servicio en las Filipinas, con bendición y
gracia a todos aquellos que creen que Jesucristo es Señor y lo aman con
sinceridad (Efesios 6:24).
Con gloria para nuestro
santo, soberano, Dios que salva: el Padre, Hijo y Espíritu Santo, un Dios en
tres personas para siempre, y que comparten el nombre Señor.
[1] En este folleto
emplearé el término “SEÑOR” en lugar de Señor cada vez que la referencia haya
sido al nombre del SEÑOR en el AT. Con
el fin de ahorrar espacio generalmente abrevio AT y NT para hacer referencia al
Antiguo y Nuevo Testamentos.
[2] En hebreo el nombre del Señor se deletrea con
las cuatro consonantes JHVH. En español se suele dar el nombre “Jehová”. Es
sabido que las vocales usadas para creas la palabra “Jehová” no eran parte del nombre del Señor. Por
muchos siglos los judíos, en una forma de respeto por el nombre de Dios, se
negarón a pronunciarlo. Ellos escribían las consonantes ¡sin pronunciarlo! JHVH (ó YHWH)
contiene dos “H’s”, mientras que la lengua griega carece de ella. Por lo tanto, de qué forma habría de
aparecer el nombre del SEÑOR en el NT griego? (En griego el sonido de la h
aparece como un acento, ó como parte de otra letra tal como la q que es “z” en castellano). ¡No existe una letra específica para la h! La
decisión fue hecha antes del tiempo de Cristo para traducir el nombre divino
JHVH al griego usando una palabra amable para denotar respeto. Se usó kurios;
que es traducida como “Señor” en el NT.
Las Biblias en español también usan un término que exprese respeto para
referirse al nombre. Podría haber sido pronunciado “Jehová”, ó algo similar. Tenemos
la certeza de las cuatro consonantes, pero no de su pronunciación.
[3] En este folleto
sobre la deidad de Cristo, he escrito poco sobre el Espíritu Santo, quien es
también el SEÑOR (2 Corintios 3:18). El AT se refiere a Él como el Espíritu,
nunca como un ángel. El Espíritu es mencionado con mayor frecuencia que “el ángel
del SEÑOR”. Existe una buena razón para afirmar que el Hijo es el ángel del
SEÑOr. Cristo como imagen de Su Padre posee un rol como representante del
Padre. Cristo es el portavoz, el profeta que habla cara a cara con el SEÑOR. El
Espíritu, conociendo la mente de Dios en su plenitud, es siempre el ejecutor capaz,
todopoderoso, activo de la agenda de Dios. Así como el Padre no hace nada sin
el Hijo, tanto el Padre como el Hijo no hacen nada sin el Espíritu.
[4] En Hebreos 3:1, cuando Cristo es llamado Apóstol (es decir,
un enviado) no es apóstol en el sentido que los otros son. El término Ángel nunca es
usado para referirse a Cristo en el NT. En Lucas 1:11 el “ángel del Señor” es
Gabriel, un ser creado. Los ángeles son siervos/emisarios obedientes (Hebreos
1:14). Cristo tiene un nombre más excelente que ellos (Hebreos 1:4).
[5] Un falso maestro muy probablemente objetaría que un ángel es sólo un ángel creado, poniendo
así a Cristo en el nivel de una criatura. Lo
mismoo han hecho con el término Hijo, mientras que han evitado hacerlo con el
término Padre, a pesar de que todos los demás padres son creados. El Señor usa nuestro lenguaje para comunicarnos
entendimiento. En Isaías 42,49,52 y 53, el
SEÑOR llama a Cristo “Mi siervo”. Debemos
notar que este es una forma exaltada de una palabra. En otros contextos el
término “siervos” se refiere a
simples hombres o ángeles. Ángel del SEÑOR es usado también
en una forma exaltada.
[6] Una ciratura puede ser un agente genuino de Dios. Agencia
significa que alguien habla por Él en el nombre de Dios. La identidad es
diferente; significa poseer el nombre de Dios, porque aquel que la posee es
Dios. Sólo Dios tiene la identidad de Dios. Ver abajo la objeción #6.
[7] El Antiguo
Testamento griego es conocido como Septuaginta. Fue una traducción hecha por
académicos judíos alrededor de 200 A.C.
[8] En esta sección
sigo parte del bosquejo y contenido del capítulo dos “El testimonio personal de
Jesús” en Jesús, Mesías Divino, el estimonio del Nuevo Testamento © 1990
Robert L. Reymond, P & R publishers, Phillipsburg, NJ, vuelto a publicar
por Publicaciones Christian Focus en Escocia (ver www.christianfocus.com). Dr. Reymond es mi mentor, amigo, hermano, y
antiguo profesor de seminario, de quien he recibido permiso para hacer uso de
su material.
[9] Jesús permitió a otros llamarlo el Hijo de David, lo
cual ocurrió en muchas ocasiones. El Señor nunca corrigió a nadie por llamarlo
de esa manera. Él hablaba con frecuencia acerca del reino e indicaba que Él era
su rey (Mateo 7:21; 12:25-28; 16:28).
[10] Ezequiel
fue llamado repetidamente “hijo del hombre”, por lo regular al comienzo de un nuevo
mensaje del SEÑOR como en Ezequiel 5;1; 6:1; 7:1, etc. Al hablar de esta forma
el SEÑOR se refería a él como humano. En
el caso de esta gran figura en Daniel 7, el Señor se hizo humano. Este
títulofue entonces usado para anticipar su encarnación. Cristo como el Hijo del
Hombre de Daniel 7, tan diferente del hombre Ezequiel, es adorado como Dios por
ser Dios.
[11] Las
cuatro conjunciones resaltadas arriba son las mismas en griego (gar or gar).
Posiblemente fueron organizadas para dar cuatro diferentes elaboraciones de “el Hijo no hace nada por Sí
mismo, sino sólo aquello que ve hacer al Padre”. Las
cuatro cláusulas declaran entonces lo que hace el Hijo y porqué.
[12] Ver también Juan 6:20 y 18:5-8. En estos versículos la frase “Yo Soy” (ego eimi ó ego
eimi) aparece
cuatro veces más.
[13] El verbo
griegp salvar es una palabra con un
amplio márgen de significado, incluído sanar.
Por lo que las sanaciones reflejan a Jesús como Salvador.
[14] La semejanza
incluye todos los atributos y cualidades de Dios. Jesús no podría ser la imagen
de Dios si hubiera sido creado, ya que no sería eterno. Esto sería una
diferencia substancial. La diferencia en la Trinidad es que el Padre no es el
Hijo, y el Hijo no es el Padre, de manera que Jesús no asume el rol del Padre
como su propia cabeza. El Padre es cabeza de Cristo (1 Corintios 11:3;
15:28). Así como un hombre y una mujer son
iguales en valor, y ambos son completamente humanos, con el hombre (al igual que
Dios Padre) como cabeza de la mujer; el Hijo es completamente Dios, sujeto al
Padre y con un rol diferente. No son
diferentes en gloria, carácter, exaltación, valor, ó rango, sólo en la función
de rol e iniciativa.
[15]
Salvador: 17:10; 43:3, 11, 15; 60:16. Redentor 44:6; 47:4; 49:26; 60:16. Pastor 40:11.
Roca: 8:14; 17:10; 26:4; 44:8. (Obsérvese nuevamente 1 Corintios
10:4). Refugio/Sombra: 4:6, 25:4; y 32:2. Isaías 32:2 es una profecía distinta sobre Cristo.
[16] David F. Wells, The Person of Christ (La persona de Cristo), (Westchester: Crossway Books, 1984) 64,65.
[17] Pablo
habló de su propia muerte como el derramamiento de una ofrenda bebida. En griego
este es un verbo diferente al de Filipenses 2, sin embargo la idea es similar. Obsérvese que Pablo estaba dando su vida al
servicio de Cristo; al hacerlo ¡no estaba en ninguna forma dejando de ser un
hombre ó Pablo! Ni tampoco Jesús cedió ningún atributo de lo que Él era como
Dios. Simplemente dió su vida humana en la cruz.
[18] Este es
un texto muy debatido y ha involucrado bastante argumento académico. Ofrezco
aquí una explicación de lo que pienso que significa. Estoy de acuerdo con la
útil explicación en Jesus, Divine Messiah
(Jesús, Mesías Divino), pp.251-266 de Reymond. Muchos fieles intérpretes de
Filipenses 2 piensan que Pablo está hablando del Señor volviéndose hombre. El enfoque es la encarnación. Considero
que Reymond lo expresa de manera más precisa al decir que el hombre que era
Dios no permitió que su deidad lo detuviera de ir a la cruz por otros. La
opinión más tradicional de que Cristo se convirtió en el siervo obediente a
través de hacerse hombre es verdadera, pero ¿acaso es lo que este texto enseña?
Yo dudo que Pablo haya usado como un ejemplo de humildad una situación para la
cual no existe analogía. Cómo Jesús obedeció como hombre es un tema de Pablo
que se encuentra en otra parte (en Romanos 5). Cristo despojándose (ó vaciándose)
a sí mismo es claramente un despojo que no incluye su deidad (¡lo cual es una
absoluta imposibilidad!) sino el derramamiento de su vida en un sacrificio de
sangre. Las palabras de Jesús en Lucas 22:20 pueden ser de ayuda aquí. Uno
puede vaciar (ó despojar de su contenido) una copa al vertirla. Pienso que eso
es lo que Pablo quiso decir con la frase de Cristo despojándose a sí mismo.